miércoles, 30 de noviembre de 2011

El renovado Ramón, quien a pesar de las caídas en la pasta base, logró surgir como un hombre emprendedor.

Es el cuarto hijo de la señora Silvia López, tiene ocho hermanos, y por ser uno de los mayores, era golpeado por su madre cada vez que se enojaba. Por su trabajo suele andar siempre muy sucio por la calle, pero cuando se compra ropa, siempre opta por las buenas marcas.
Con 41 años, este hombre ya tiene nueve hijos, al igual que sus padres. Tuvo su primer hijo, David, a los 16 años. Luego de un solo encuentro sexual, Mercedes Mujica quedo embarazada, sin embargo, el nunca la volvió a ver. A los 5 años de edad, David se acerco a Ramón y le dijo que era su hijo.

A un par de meses de distancia de cumplir 17, conoció a Priscilla Gonzales, con quien duró solo dos semanas. De esa corta relación nació Tomás Contreras. Fue durante estas dos semanas que conoció a Ana Valenzuela, dejando a Priscilla y casándose con Ana, con quien duró 12 años y tuvo tres hijos, Silvia, Marcela y Ramón. Durante esta relación conoció a Ana Lizama y dejó a su esposa en ese entonces para poder casarse. Ha estado 13 años con ella y como pareja son padres de cuatro niños: Michael, Bryan, Estefanía y Jeshua.
Todo estaba bien con Ana hasta un mes antes del año 2011.
A finales de noviembre del 2010, Ramón Contreras fue a pedir trabajo como reparador de autos cerca de su casa en colón oriente. A pesar de sus muchos delitos, tanto actuales al momento como antiguos, se le concedió el trabajo, se le pasaron dos autos y lo primero que hizo Ramón fue robarlos y venderlos en seiscientos mil y quinientos mil cada uno, dinero con el que compró pasta base, arrendo una pieza en un hotel durante un mes, y se consiguió a la novia de su mejor amigo, la “my love” para tener compañía durante su tiempo escondido.

A la segunda semana de su estadía en este hotel necesitaba más dinero, por lo que volvió a su trabajo pidiendo otro auto, el cual le concedieron. Cuando le hicieron preguntas por los dos autos anteriores, contesto que los tenía en un taller y que aun le faltaba un poco para terminarlos.
Vendió el vehículo a un hombre que trabajaba como parquímetro cerca de la plaza Brasil en setecientos cincuenta mil pesos y se fue a su pieza a fumarse esa cantidad en pasta base.
“Estaba como psicoceado, pateaba las puertas porque en mi volada estaba seguro que iban a entrar los pacos por la puerta”.
Fue durante esta semana de desaparecido, que le colocaron una orden por el robo de los vehículos.

El día Viernes de la tercera semana como a las ocho de la noche va a jugar pool con unos amigos. Aproximadamente a las diez sale del lugar y es rodeado por agentes de policías y RATI, quienes vienen con los dueños de los vehículos. “Me sacaron la cresta entre todos y después me llevaron detenido, me volvieron a pegar y pilucho me ducharon con agua helada”. Horas después es dejado en libertad porque es necesario seguir un juicio para saber cuál será su condena. Solo tuvo que pagar una UTM en tres cuotas. “Terminé con esto y otras causas livianas, todo por la maldita droga”.

Los autos fueron entregados a sus dueños y ya lleva dos meses sin fumar, tiene bastante trabajo y está volviendo a su antigua vida. Su mujer lo está aceptando de nuevo, y todos sus hijos, quienes se conocen entre ellos, están muy felices de que este sano otra vez.

“Todo el mundo aquí habla de él por su antiguo problema con la pasta y sus muchos delitos, pero ahora está mejor, esta renovado, ahora es todo un emprendedor”, cuenta Ana.
Las fuentes utilizadas para este perfil fueron el mismo Ramón Contreras, su madre Silvia López, su hermana Silvia Contreras y su esposa Ana Lizama.